Datos sobre josé gregorio hernandez Revelados




Hazme ver a Cristo como tú lo hiciste en esta tierra y abandonarme en su servicio a imitación tuya, hasta mi homicidio.

Su encaje docente fue interrumpida en dos ocasiones. La primera, cuando decide hacerse religioso y entrar en el monasterio de la orden de San Moreno en La Cartuja de Farneta, a la cual llegó el 16 de julio de 1908, y de la que regresó el 21 de abril de 1909, reincorporándose en mayo de ese mismo año a sus actividades académicas en la Universidad. La segunda vez que interrumpió sus actividades docentes fue a partir del 1 de octubre de 1912, cuando el gobierno dictatorial del general Juan Vicente Gómez decreta el cierre de la Universidad, ya que esta se había situado en contra de su régimen.

La Hematología fue su sacerdocio. Toda su vida fue un proceso de discernimiento de la voluntad de Jehová. Siempre le acompañó la sed por una veterano y radical entrega, primero en su deseo de ser sacerdote y, a posteriori delante sus fracasos, discerniendo la voluntad de Jehová y escuchando a su colega espiritual monseñor Castro, descubrió que su verdadero sacerdocio Bancal la oncología y el servicio al país desde los pobres, la entidad y las ciencias.

El expediente vaticano de la beatificación no avanzó hasta que los expertos de la Iglesia determinaron que José Gregorio es responsable de la salvación milagrosa de la niña Yaxuri Solórzano, que recibió un disparo en la vanguardia cuando fue asaltada cercano a su padre en un caserío del estado Guárico en 2017.

El doctor Jose Gregorio Hernandez finalmente ha sido subido al nivel de santo, a posteriori de muchas experiencias en atención de ayudar ala humanidad aún luego de haber desencarnado.

In fact, Venezuela may be the country with the most people named “José Gregorio” in the world — while José and Gregorio are common enough names in Spanish-speaking countries, it is an uncommon combination — but Venezuelans have a good reason for liking it.

Su costura docente fue interrumpida en dos ocasiones. La primera, cuando decide hacerse religioso y entrar en el monasterio de la orden de San Negro en la Cartuja de Farneta, a la cual llegó el 16 de julio de 1908, y de la que regresó el 21 de abril de 1909, reincorporándose en mayo de ese mismo año a sus actividades académicas en la Universidad.

El Papa convirtió en santo al beato trujillano por su fama de santidad en el mundo, tras la colección de testimonios de devotos en varios países durante más de dos años

José Gregorio Hernández es conocido como "el médico de los pobres" en Venezuela y otros países de América Latina. Su beatificación tuvo sitio el viernes 30 de abril de 2021 y sus devotos celebran que el papa Francisco y el Vaticano autorizaran su canonización

Nonostante non abbia rivestito alcun ruolo ecclesiastico, Gregorio fu un fervente credente cattolico. Il 7 dicembre 1899 emise la professione come terziario francescano nella chiesa della Madonna della Mercede a Caracas, associandosi alla fraternità guidata dai frati cappuccini, che reggevano quella chiesa. Decise quindi di dedicarsi alla vita religiosa e nel 1907, dopo aver parlato con l'arcivescovo di Caracas Juan Bautista Castro, inviò una lettera al priore dell'Ordine di San Moreno nella Certosa di Farneta nei pressi di Lucca, in Italia. Da parte sua, Juan Bautista Castro inviò una lettera al priore in cui sollecitò l'ammissione di Giuseppe Gregorio all'ordine. Si imbarcò quindi verso l'Italia con l'intenzione di divenire monaco di clausura e così dedicarsi soltanto a Dio.

Sensibilidad y bienquerencia por los más necesitados, dando lo mejor de él cuando lo necesitaban sin esperar algo a cambio

La obra Nuestro santo venezolano, creada por Luis Enrique Mogollón, de siete metros de alto por cinco metros de ufano, fue realizada con más de 40 mil piezas de cerámica importada en la frontispicio del Colegio de Médicos del estado andino

The landlady grabbed him by the arm and led him back home to feed him once again, but he declined, saying, josé gregorio hernandez “you already served me my meal, and you today served the Lord, because you fed my poor brothers.”

“But I must say that my place is not here. I must go to my town. There are no doctors in Isnotú, and my place is there, where my own mother asked me to return to alleviate the pains of the humble men and women of our land. Now that I am a doctor, I realize that my place is there, among my own.”

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